martes, diciembre 05, 2006

Matríztica Versus Cultura Patriarcal



Siempre que narraba sucesos personales referidos a problemas varios, deudas de la Universidad o ciertos casos dramáticos de corte penal que debía conocer con ocasión de lo que estudié, me decían: "Bienvenido al mundo adulto", como una señal de que había entrado a una etapa de crecimiento mayor...al instante, casi automáticamente, yo espetaba que "Finalmente el mundo adulto es más inmaduro que el infantil o adolescente". Y esto lo mantuve como un simple e incierto juicio, donde pensaba que muchas de las cosas que caracterizan al llamado mundo de la adultez no eran cosas precisamente éticas, inteligentes o representativas precisamente de una especie de "madurez" (salvo, obviamente, dignas excepciones cuya mención sería inoficioso). Hasta que cierto día, leyendo una entrevista del biólogo chileno Humberto Maturana (Belleza del pensar, 1995), encontré por fin a alguien que me interpretaba de modo excelso, con una teoría que terminó por remover varios de los ladrillos sociales que poseía en mis estructuras de pensamiento.



Maturana utiliza los conceptos de Cultura Patriarcal y Cultura Matríztica, como dos modos no excluyentes que una sociedad puede adoptar como forma fundamental de vida. La Cultura Patriarcal es una cultura centrada en la exigencia, la dominación, la competencia, la lucha, es decir, nuestra sociedad hace carne este concepto por medio del sistema económico imperante donde esos elementos los que ensalza y promueve. Luego, la Matríztica, por el contrario, es una cultura donde el centro es la cooperación, la participación, el cuidado, la atención, la alegría, el encanto de vivir y el hacer en el ámbito de lo natural, lo cual lo vemos en las culturas antiguas, quizás -podríamos decirlo- en algunas tribus actuales, y dentro de la relación materno-infantil dentro de nuestras sociedades occidentales patriarcales.
Un buen ejemplo histórico del contraste entre estas dos formas, lo vemos en una guerra de pueblos, los aztecas (matríztico) y los españoles invasores (patriarcal). Primero que todo, hay una visión distinta de la guerra, para una cultura matríztica la guerra no es su centro, para la patriarcal, sí. Si bien los aztecas eran guerreros valientes, miraban la guerra de manera distinta al batallón de Cortés. El azteca hacía la guerra para tener prisioneros, el español hacía la guerra para matar al enemigo, de modo que fuera de todo tipo de diferencia de armamento -que la había- existía una diferencia de actitud que ocasionó la obvia victoria de los españoles. El pueblo patriarcal posee la actitud del exterminio, de matar a otro, pero los pueblos matrízticos no, se mueven de otra manera.


¿Cómo surge la Cultura Patriarcal?

Maturana explica que la cultura original fue la matríztica,de modo que la patriarcal surge de ésta con motivo de la aparición de la actividad del pastoreo, la cual, si bien se dió como un convivir armónico, prosiguió con la apropiación, la desconfianza, aparecieron las armas, la guerra, la valoración de la procreación.
Esta cultura patriarcal pastoral armónica en su origen, y que es compartida por hombres y mujeres -que crea un espacio de apropiación sin conflicto- termina generando pobreza porque produce una dinámica lineal en la reproducción. Hay un cambio de mirada sobre las coherencias del mundo natural, porque aparece la desconfianza, aparece la valoración de la propiedad y se empieza a tener seguridad en que haya más animales, pero al crecer la población animal pasaron dos cosas: aumentó la contaminación, el daño al medio ambiente, y surgió el hambre, porque el hombre saca del entorno con más velocidad que aquella con la cual reponía, y apareció así la pobreza para el ganado y la familia.
Estas familias de pastores, al enfrentarse a un mundo abierto, se mueven a otros lugares, y se juntan o separan los grupo, siempre dentro de un contexto centrado en la desconfianza, en la apropiación, en matar al enemigo porque éste es negado en virtud de la enemistad o porque nos queremos apropiar de lo suyo.


Matríztica en nuestra sociedad

Las madres son quienes conservan esta cultura, pero en realidad, son portadoras de las dos: conservan la cultura matríztica en la relación materno infantil y la cultura patriarcal en la vida adulta en general. Las madres logran proteger a sus hijos de la continua penetración de la cultura patriarcal, tratando de mantener lo matríztico allí.
Lamentablemente, esta posibilidad de conservación de este entorno de ternura, amor incondicional, cooperación, etc. se ve desviada gracias a muchos sucesos y actos sociales, por ejemplo, la toma de examenes a los niños para el jardín infantil, lo cual está destinado a evaluarlo según la proyección que uno está haciendo para el futuro mercantil de la vida del siglo XXI. Eso, es una penetración en el espacio matríztico de la cultura patriarcal, que va a negar esta formación fundamental del niño como un ser que vive un espacio tierno, de juego, encanto, de estética acogido en la legitimidad de su ser, por lo que se va a instrumentalizar para el futuro y de esa manera vamos a destruir ciertos fundamentos matrízticos dentro de nuestra cultura.


Adolescencia

Ciertamente, como venía desde el principio, nuestros jóvenes no es que transiten por un camino psicológico de la adolescencia a la adultez, más bien se trata de un cambio cultural: de lo matríztico a lo patriarcal, lo cual implica un conflicto y resistencia; existe una angustia en este cambio, pues no hablamos al paso de algo que simbolice o represente el néctar de la madurez y el mundo del deber ser, ideal, es nada más y nada menos que el "avance"(?) hacia una vida patriarcal que niega todos los valores de la vida matríztica; se trata del paso a un espacio proclive a la ambición, el egoismo, la sobrevaloración de la competencia, la lucha constante, el estrés, de ahí que sea común ver a jóvenes borrados por los efectos del alcohol y las drogas, buscando escapar de la idea de tener que insertarse en un medio tan absurdo y desagradable, y lo peor aun: cuanta con la legitimidad pasiva, dormida y autómata de todo quienes vivimos en esta cultura. Estamos frente a una verdadera esquizofenia cultural......
No es para sorprenderse, entonces, que existan comunidades que busquen una forma de vida paralela para acercarse lo más posible a lo matríztico, sobre todo entre los jóvenes (¿hippies?), o ver a éstos reclamando abiertamente frente a fenómenos y estructuras sin sentido y conducentes a un abismo peor a lo que debería existir en sí (revolución pinguina, reclamo de los estudiantes chilenos frente a los errores, injusticias y fracasos de la educación estatal y estatal subvencionada).


Lo Patriarcal hoy

Los resultados de esta cultura están a la vista: el hambre, las enfermedades, cambios climáticos, contaminación ambiental; ¿Hacia dónde vamos? seguimos creciendo y vemos que La Tierra no puede armonizar con una población como la nuestra, porque lo destruye todo. Estamos viendo, además, que estos efectos devienen de la cultura patriarcal: el pensamiento líneal, las actitudes productivas, la negación de lo humano. Frente a esto el hombre ha hallado soluciones....una de ellas es la democracia, la cual rompe el patriarcado al abrir un espacio a la reflexión, rompe la apropiación de ideas y de los temas de la comunidad, teniendo asi todos acceso al entendimiento, el conocimiento y al manejo de los quehaceres de la vida de la comunidad. Pero a su tiempo, existen valoraciones que van en contra de eso: el crecimiento, la producción...pensar que la producción debe estar en continuo crecimiento lleva a la destrucción del mundo natural, porque hacemos máquinas productivas y las máquinas productivas son capaces de cambiar el cosmos entero en subproductos, esto es una metáfora evidentemente, a menos que uno pare la máquina, entonces ese acto de parar la máquina es un acto poético, es un acto inspirado en una cierta concepción que dice no, no podemos seguir así. No se trata de crecimiento continuo, se trata de transformación armónica; ni siquiera se trata de un crecimiento sustentable, se trata de una transformación armónica.