viernes, julio 02, 2010

¿Será Cierto?


El buen sentido dicta que lo común o lo usual en las relaciones interpersonales es hacer o decirse "la verdad", "lo cierto", "lo que corresponde"; sin embargo, por causas remotas y desconocidas, quizás atribuibles a la genética malhechora y ratera de los reos españoles regados en tierras americanas conquistadas, esta regla general fue destronada brutalmente por el imperio de la mala fe.
Así, hoy en día aprendemos desde la más tierna edad, que la única forma de sobrevivir dignamente es desconfiando del otro, ya que la mayoría de las veces el contenido de las voces circundantes es una vil farsa destinada a hacernos perder terreno, obtener un provecho indebido a nuestra costa, perjudicarnos, o simplemente burlarse de la ingenuidad. Asimismo, la calidad de "el más vivo", valor supremo dentro de nuestra escala moral real, tendrá dentro de sus características, importantes habilidades para mentir, persuadir y manipular, las cuales lamentablemente, de ser mal conducidas, terminan transformando a estos inocentes individuos en monstruosos delincuentes, estafadores y falsificadores, sujetos que en insignificante, menor y gran escala, plagan la sociedad con el estigma de hábiles comerciantes o "emprendedores".
Es increíble apreciar en ciertos ámbitos, lo validada que está la mentira o mala fe. Lo más esperable y normal del mundo es que el fulano que está al frente tuyo mienta, y ante eso no hay de qué sorprenderse, es "la regla". Por ejemplo, una fuente virulenta de versos poéticos que compiten codo a codo con la ciencia ficción, es apreciable en el contenido de demandas o defensas en tribunales de justicia. Es extraño que siendo evidente que la parte que presentó una historia con pasajes mendaces, que trata de probarla con testigos que relatan hechos ignorados, finalmente no reciba algún castigo de modo usual, que intimide a ese litigante y a los demás, a no jugar con el endeble sistema de justicia. Está claro que hay famas y honores esculpibles, pero la memoria es frágil y muchas veces intransferible.
En otros países, por ejemplo, la buena fe y la verdad son un valor de tan alta consideración, que se le cree a la gente, se parte de la base que te dirán lo cierto, pero si se sorprende al individuo faltando a la verdad, ello se sanciona con las penas del infierno, proporcionales al valor que se le otorga a la veracidad. ¡Quizás ésto nos falta!
Alguien decía por ahí, que el mundo sería muy fome si todos dijeran siempre la verdad. Es cierto, hay mentiras "necesarias" o inocuas, piense UD. cuántas veces lo ha hecho; pero hay gamas de falacias, pues no es tolerable aquella que socave nuestros derechos.
Si UD. tiene motivos, no me crea, será un desadaptado menos entre nosotros.