jueves, septiembre 22, 2011

La Transversalidad del Lucro

Así como en el 2006, ha surgido en Chile-ya hace unos buenos meses- un descontento contra la educación impartida por las instituciones del rubro, sean estatales, privadas o privadas subvencionadas con fondos fiscales. A diferencia del movimiento anterior, denominado "Revolución Pingüina" -que más podría ser base de lo visto hoy-, se puede observar en estas manifestaciones una tenacidad impensada para lo que idiosincracia de Chile podía imaginar. En fin, unidad, consenso nacional de las familias afectadas e incluso apoyo de los docentes es lo que ha dado a esta firme guerra contra el lucro en la educación un carácter masivo y representativo, que a la fecha lo mantiene con una viveza que supera todo tipo de temores y consecuencias, tales como perder el año educacional o repetir derechamente.

Esto es lo que pasa acotadamente con la educación, pero sé que el descontento esencial que se siente en el ambiente, es en general con la desmedida ambición humana por no poner frenos al deseo de incrementar sus arcas personales.

El problema de la ambición económica, es análoga al dramático problema del Rey Midas: lo que toca degrada a nivel sumo. Donde se introduce el deseo de lucro, se transforma todo en un problema. Por ejemplo, la noble y útil labor de los laboratorios tuvo que verse regulada por una disciplina especial como la bioética para regular los efectos que los capitalistas estaban provocando en dicho ámbito. Aun nos preguntamos cuándo aparecerá la economía ética...

Insistamos con el ejemplo de los laboratorios, cunas de vicios, corrompidas por dueños inescrupulosos que ampliaron sus tentáculos hacia las farmacias, para promover las ventas de SUS productos...como se rasgan vestiduras la libertad de mercado, pero solo la quieren para vulnerarla a través de la colusión y sus oligopolios del mal.

Siguiendo con la salud, es un hecho objetivo que los valores son altos, injustificados, y en que el primer interés es asegurarse el pago de los servicios antes que preocuparse por prestar humanos servicios a un ser con problemas de salud: ricos y pobres corren una suerte demasiado diferente, de contrastes espantosos.
He ahí el fútbol...qué placenteros eran aquellos tiempos en que los partidos locales se podían ver en TV abierta. Hoy hasta los goles están licitados al mejor postor.

La lista la puede seguir completando UD.
 
¿Cómo lograremos ese poético acto de "parar la máquina" a que se refiere Humberto Maturana?
¿Cómo lograr que los seres humanos logren la conciencia de especie y dejemos de ser chimpancés con poderes económicos?
El dinero enceguece y desconecta ciertos circuitos racionales, no puede haber otra explicación para la extinción de ballenas, la desaparición de bosques, la contaminación de las aguas, la polución, etc.
Mientras tanto, que siga la bulla, que esto es más que la educación.