Preocuparse de nuestra casa, la estamos devastando mientras nos preocupamos de comprar la última versión del Iphone.
Se trata de un espacio que llama a sentir la existencia, a recordar la consciencia, a ese obervador detrás de nuestro personaje humano en esta vida, dejando atrás las formas que no son parte de nosotros: no somos nuestra historia personal, no somos nuestro cuerpo, ni nuestras posesiones, carrera, dramas ni pensamientos, somos mucho más que eso. Es tu tarea y tu proceso descubrirlo.
miércoles, septiembre 19, 2012
domingo, septiembre 09, 2012
Sobre la Justicia
Mucho se ha escrito sobre la justicia, considerándose mayormente como una virtud propia de los seres evolucionados (humanos), y conceptuándose como una capacidad de dar a cada uno lo que le corresponde de acuerdo a un determinado contexto.
Sin embargo, es planteable que antes de una excelsa y elevada virtud -estructurada por la filosofía o la moral- es propiamente un instinto, visible también en otras especies animales, como por ejemplo los chimpancés, quienes puestos artificialmente en situaciones de injusticia manifiestan actitudes de frustración e ira, tal cual como sucede con los humanos desde su más tierna edad. De esa forma, la base emocional y racional de la necesidad de imponer y restablecer la justicia nace desde las bases primitivas de nuestro cerebro.
Luego, nos encontramos con la justicia que se imparte en nuestros sistemas judiciales dentro de los Estados, en las que un tercero imparcial, con potestades jurisdiccionales cuenta con un poder-deber de resolver los conflictos de orden jurídico que individuos someten a su conocimiento. Esta justicia, en el propósito de la ecuanimidad e imparcialidad, se trata de basar en elementos lo mayormente objetivos posibles, para que el ejercicio intelectual del juzgador no se desbande, sino que tenga parámetros uniformes.
Por último, la justicia más difícil de establecer es aquella en que somos nosotros los que debemos renunciar a algo para darle justicia a otro, en que sólo los seres inteligentes, maduros y ecuánimes son capaces de ejecutar, promoviendo la paz social y restableciendo el orden de las cosas. Si todos fuésemos capaces de dejar el ego atrás, el excesivo individualismo; ampliar la visión de las cosas, y ser capaz de renunciar a una situación cómoda o indebidamente favorable, podríamos hacer un mundo mejor. Esta es la mejor de las justicias, la que se desenvuelve en las sombras de la grandeza.
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