Nos podemos dar cuenta que "el aprender" no es un proceso sencillo, sobre todo si adquirimos conciencia de los numerosos obstáculos que pueden entorpecer la aprehensión de nuevos conocimientos y destrezas.
Sin duda, las disposiciones física, emocional y mental son básicas en ello; una manifestación de esa disposición es el deber del aprendiz de vaciar la taza, esto es, despojarse de los juicios que se arrastran de la historia de vida y de experiencias pasadas; liberarse de esas piedras cognitivas, alimentadas de ego y presunción, que en vez de dejarnos tomar datos limpios, suelen impedirlo llevándonos a oír sólo lo que queremos oír, y a ver lo que creímos haber visto alguna vez.
No se puede perder la espectacular oportunidad de hacernos de nuevos conocimientos, bajo la premisa de la humildad y la conciencia que en cada oportunidad son distintas las maneras de ver las cosas: así Ud. cuando vio una película a los 12 años aprendió cosas que no son las que aprenderá hoy que tiene 40...cada día nuestra historia vital es distinta, y por tanto cada día que sucede nuestra visión de las cosas y de la vida muta, por más que pueda pasar inadvertido.