viernes, diciembre 30, 2011

El Valor del Secreto

Si sabes guardar un secreto tú no eres un amigo, sino un tesoro

Es muy usual que dentro de las conversaciones de las personas se revelen cosas, que por su carácter o por petición del revelador, tienen la calidad de "secreto", esto es, información que no puede ser develada sin incurrir en una conducta indebida, con transgresión a un deber moral o legal en algunos casos.

Para conceptualizar con mayor rigorismo lo que es el secreto, y los tipos, recurriré a un texto jurídico intitulado "El Secreto Profesional del Abogado", de la autora Helena Carrera Bascuñán, el que en su sección de nociones generales nos ilumina desde un punto de vista objetivo, señalándonos que secreto es todo aquello que debe mantenerse oculto, la cosa misma que ha de ocultarse. Desde un punto de vista subjetivo, es el hecho de saberse y mantenerse una cosa en reserva o sin manifestarse, sea por su índole, sea por promesa hecha antes o después de tomar conocimiento de ella.

Luego, al clasificar los tipos de secreto, nos entrega la siguiente distinción:

A) Secreto natural: es todo aquello que, conocido por casualidad, por investigación personal o por indiscreción ajena, no puede ser revelado sin causar un perjuicio real, o por lo menos un justificado disgusto al prójimo.
Este secreto debe mantenerse oculto por su propia naturaleza, por la ley natural o deber moral que prohibe perjudicar o disgustar a los demàs sin justo motivo. Es independiente de todo compromiso u obligación de estado o profesión.

B) Secreto prometido: es aquél en que la obligación de guardarlo proviene del compromiso contraído después de conocido el secreto, sea que este conocimiento haya sido obra de la casualidad, de la investigación personal o de la confidencia. El secreto prometido debe mantenerse oculto, por consiguiente, en virtud de la promesa o compromiso de guardarlo, no importando que por la naturaleza del mismo no exista la obligación de sigilo.

C) Secreto confiado: se presenta cuando la obligación de guardarlo proviene también de un compromiso contraído con anterioridad al conocimiento del secreto, de una promesa que constituye la razón de ser de la confidencia. Éste, a su vez, se clasifica en meramente confidencial (comunicado a persona cualquiera) y en profesional (comunicado a una persona, que en razón de su oficio o profesión, tiene la misión de asistir a otras personas con sus consejos).

Lo anterior es áltamente útil, pues nos ayuda a tener claro que el deber de mantener algo en reserva no va a nacer únicamente por una ley que coercitivamente me lo ordena, o porque un amigo me pide no contar lo recién revelado: hay secretos por su propia naturaleza, y en identificarlos está nuestra alerta, conocimiento y conciencia. Nos podemos enterar de cosas, también nos pueden contar algo sin la cláusula de reserva "por favor esto queda entre nos", y por nosotros mismos debemos ser capaces de registrar esta información sabiendo si debe o no ser guardada con reserva. Si somos capaces de hacer este trabajo, y respetarlo, podemos evitar bastantes daños, que si llegasen a ser provocados, quizás lo sea sin intención, pero sí por desidia o negligencia.

Por otra parte, dentro de la desordenada disputa valórica de hoy -o de siempre-, debemos también tener claro que el deber de reserva de un secreto se encuentra por sobre los vínculos con otras personas, sean de matrimonio, parentesco, amistad, trabajo, etc. Me ha tocado oír a gente reclamar de otras el por qué no le han contado ciertas cosas "si yo soy su mujer (marido)" o su "mejor amigo(a)"; ciertamente esas personas no conciben que la reserva supera este factor de cercanía, y ello no resiste análisis. Si sé algo delicado de una persona que de por sí merece secreto, y que inclusive ella misma me pide reserva, yo incurro de una grave falta si cuento eso a mi cónyuge en el entendido que por ser alguien tan cercano a mí no estoy incurriendo en una contravención, o más aún, algunas pesonas piensan en que caen bajo si no lo cuentan a esos cercanos....estos últimos requieren esta información de modo urgente.

Por último, se sabe por estudios que "las copuchas" tienen un benéfico y balsámico efecto en las relaciones interpersonales, pero no se debe dejar por ese motivo de seguir el deber de reserva. Imagínese cómo se sentiría el sujeto beneficiado por el secreto si sabe que Ud. lo reveló sólo para amenizar una conversación...debemos cuidarnos de la incontinencia verbal.

 

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